viernes, 4 de abril de 2014

La vivencia de satisfacción y la constitución del sujeto


Para situar el origen del deseo, Freud plantea la existencia de un vivenciar originario que llamó “vivencia de satisfacción”. Considerando al deseo como el motor del aparato psíquico, el comienzo del deseo significa el comienzo del aparato psíquico como tal. 
Es decir que las marcas mnémicas de la necesidad y la satisfacción, sirven de asiento a lo inconsciente mismo. 
Freud otorga particular importancia al papel de la asistencia ajena en la constitución del sujeto, en la medida en que dicha asistencia no solo involucra la satisfacción de las necesidades orgánicas (hambre, sed) sino también satisfacciones de otra índole: caricias, palabras, contacto, amor.
Ambos componentes de la vivencia de satisfacción, el alimento (necesidad) y el amor (demanda, dirá Lacan) generan la huella y la imagen de un estado de beatitud que luego se intentará recobrar por vía alucinatoria: cumplimiento de deseo. El deseo es ésta moción psíquica que empuja hacia la recuperación del estado inicial de satisfacción.

Vivencia de satisfacción- Secuencia

  1. Estado de tensión: hay un registro orgánico de una necesidad pura. Aún no hay representación psíquica de la excitación pulsional. El grito del niño es ya un llamado al otro.
  2. Auxilio ajeno: el estado inicial del ser humano se caracteriza por una prematuración y estado de desvalimiento que fuerza a una dependencia de otro que alimente, cuide, calme y toque. La madre (o aquel que cumple su función) auxilia al niño desde su deseo, por esta razón ese bebé va a tener para ella un valor fálico. La madre erogeniza el cuerpo del niño a través de la mirada, la voz, las caricias marcando bordes en ese cuerpo. A partir de esta libidinización se construye el cuerpo pulsional, lo cual permite la introducción del niño en la cultura.
  3. Acción específica: la madre interpreta el llanto del niño, desde el momento en que la madre hace una lectura de la necesidad, ésta se articula en demanda. En el niño se produce un placer inmediato (satisfacción) cuando el otro propone un objeto que calma la tensión.
  4. Descarga: de la satisfacción, de la descarga de excitación, queda una huella en lo inconsciente.Ya hay representación psíquica que posibilita luego la identidad de percepción.
  5. Satisfacción fallida: al sobrevenir un nuevo estado de necesidad o displacer, se inviste la huella mnémica que asociaba necesidad/satisfacción. Al principio hay confusión entre huella mnémica pasada y percepción actual (identidad de percepción), pero luego el niño sufrirá el desengaño: no es posible reeditar lo sucedido de manera idéntica, este desengaño abre paso para la identidad de pensamiento- Proceso 2rio. La satisfacción buscada difiere de la obtenida, con Lacan podemos decir que el resto que permanece sin satisfacer es lo que constituye y sostiene el deseo (entre la necesidad y la demanda).


 A propósito de la constitución del sujeto del inconsciente, Lacan propone la noción de sujeto barrado por el significante. Antes de que el significante introduzca una diferencia en lo real, hablamos de un sujeto de la necesidad, o sujeto a advenir, o sujeto inexistente.
Previo a su nacimiento, ya existe un orden Simbólico donde el niño va a ser recibido. Este recibimiento va a estar marcado por el deseo del otro (como hombre o como mujer) resultante de la relación que ese otro haya establecido con su propia castración. 
Desde el inicio el sujeto es hablado, nombrado, soñado. De este modo es alojado en un mundo de lenguaje, lo cual determina una sujeción al significante en términos de saber inconsciente. Lacan dice: “Lo inconsciente es el resultado de los efectos del lenguaje en el sujeto”.
La vivencia de satisfacción es un momento inaugural que revela el papel indispensable que cumplen los otros en la constitución del aparato psíquico. Aparato que, ya habitado por el deseo, funcionará en torno a la búsqueda de un objeto alucinatorio, pero objeto al fin.


Bibliografía Consultada:
S. Freud. La Interpretación de los sueños.
J. Lacan. El Seminario XI: Los Cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis.
J. Lacan. Escritos I. La significación del falo.